Este viernes hemos despertado en Londres, hemos mirado por la ventana y, como nos ha parecido que hacía más frío que en Mur, nos hemos abrigado bien y hemos salido en busca de un café caliente. Nuestros pasos, planificados de antemano, nos han conducido hasta la Torre de Londres, no porque nos interesara admirar las Joyas de la Corona ni hacernos una foto imitando una decapitación, sino porque encima de la pequeña construcción donde se venden las entradas para el monumento hay un Costa que, de momento, es mi favorito. Debo decir que de todas las franquicias cafeteras, Costa es la que más nos gusta, con sus silloncitos rojos y su wi-fi siempre a disposición del cliente, lo mismo a la salida del British que en la recepción de un hotel de aeropuerto.

Yo tenía clara mi elección: quería un muffin de lemon&poppy seeds, variedad que, en principio, parece poco atractiva, pero que es ideal para desayunar. Los de Costa están muy ricos. También hemos probado esta variedad en Tesco, pero no hay comparación posible. Es como comparar un croissant de París con uno de Panadería La Luna. Tan buenos están que G pidió lo mismo, algo que no suele ocurrir, porque de manera inconsciente mantenemos en los desayunos cierta rivalidad acerca de quién ha pedido mejor. Escogiendo los dos el lemon&poppy seeds muffin se anula el carácter agonístico de nuestro desayuno. Para acentuar el "efecto empate" recurrimos, con relación al café, a una técnica de ahorro que llevamos practicando desde hace unos años y que me avergonzaba ligeramente en el pasado, pero que ahora practico con naturalidad, aunque sin negar el toque cutre que aporta a los desayunos.
Consiste en pedir un solo café (latte, por ejemplo) de tamaño grande para los dos. En Costa, este tamaño se llama massimo, cuesta unos 50 peniques más que el tamaño normal y viene servido en un tazón inmenso de aproximadamente medio litro de capacidad que cuenta con dos asas para garantizar su integridad. Es una taza-ánfora. Con esta cantidad de café tenemos suficiente para los dos; con dos cafés normales la cantidad es excesiva para cada uno (todos conocemos las cantidades ingentes de caffè latte que se gastan por aquí) y el precio de la cuenta sube. Para llevar a cabo estos desayunos-ahorro es preciso estar in love con el otro desayunante. De otro modo, quizá a uno no le siente bien que el otro moje el muffin y deje partículas en el café.
Consiste en pedir un solo café (latte, por ejemplo) de tamaño grande para los dos. En Costa, este tamaño se llama massimo, cuesta unos 50 peniques más que el tamaño normal y viene servido en un tazón inmenso de aproximadamente medio litro de capacidad que cuenta con dos asas para garantizar su integridad. Es una taza-ánfora. Con esta cantidad de café tenemos suficiente para los dos; con dos cafés normales la cantidad es excesiva para cada uno (todos conocemos las cantidades ingentes de caffè latte que se gastan por aquí) y el precio de la cuenta sube. Para llevar a cabo estos desayunos-ahorro es preciso estar in love con el otro desayunante. De otro modo, quizá a uno no le siente bien que el otro moje el muffin y deje partículas en el café.
Pero aún no he mencionado el punto fuerte del local. Y es que, debido a su situación, ya explicada, y al hecho de que todas sus paredes son de cristal, los clientes disfrutan de unas vistas muy gratas de la Torre de Londres. Que una cosa es que no te apetezca hacerte la foto con el beefeater y otra, que te dé igual que la ventana del Costa dé a un callejón mohoso o a un edificio histórico bien bonico.
Un caffè latte massimo (la sacarina me la serví yo misma sin favor), dos muffins del tipo indicado, vistas estilo Tudor, posibilidad de hacer muchas fotos sin vergüenza porque no había apenas clientes y wi-fi, todo ello por 6,25 libras.
PUNTUACIÓN:
ENTORNO 9 SERVICIO 8 CALIDAD 8 PRECIO 3,30 libras (unos 4€ al cambio algo usurero de Cajamurcia)
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