Visto el malestar que causó entre algunos lectores mi humilde opinión sobre ese lugar tan querido por los murcianos como es La Plaza de las Flores y la pelotera que le han montado a Ana por uno de sus habituales "hirientes" comentarios (todos sabemos la mala leche que destila y lo ofensiva que puede llegar a ser) y ya que hoy vamos a otro lugar emblemático del panochismo, me limitaré a un comentario desteinado, para que nadie se pueda sentir ofendido, no es cuestión de tomar pesambre. Y dice:
Un dulce trinar nos despertó. La mañana se colaba por la ventana, la luz filtrada por la cortina creaba un ambiente relajante casi de bosque élfico. Después de abrazarnos incontables minutos mientras observábamos un cielo maravilloso poblado de nubes lenticulares, decidimos salir a disfrutar del extraordinario día que se nos ofrecía. Hoy no hay dudas, iremos a ese lugar tan maravilloso que es la Plaza del Cardenal Belluga en pleno centro de Murcia.
Después de un agradable paseo en coche departiendo sobre política mundial e intercambiando opiniones sobre “Kritik der reinen Vernunft”, aparcamos, damos la habitual propina al dicharachero gorrilla, y trasladamos nuestro amor hasta el lugar elegido para el desayuno, a la vera de la catedral.
Nos decidimos por Café&Té. El servicio una maravilla. Un camarero con voz de contratenor nos da los buenos días y toma nota de el pedido mientras nos alaba la calidad del edificio Moneo. No puedo estar más de acuerdo.
Ana pide café con leche y media con mermelada y mantequilla. El pan recién hecho ha sido seccionado por una mano maestra, no cabe mayor precisión en el arte de cercenar chuscos. El café, digno de postrarse de rodillas mientras lo degustas, un sorbo te transporta a las montañas de Sumatra. Mi croissant, un éxtasis crujiente rebosante de esponjoso sabor a mantequilla, hace que cada bocado supere al anterior; una petit mort.
Lástima del puto perro de los cojones dando por culo alrededor de la mesa. Con ese jadeo interminable incrustándose en lo más profundo de mi cerebro, que me hace pensar en cometer un perricidio ante el palacio episcopal. El puto chucho se podía ir a la mesa de la inglesa de al lado con su jodida revista plastificada, con portada de One Direction, dándole vueltecicas. Honey, deja ya de escudriñar tu bonita compra, y ábrela de una puta vez, que me estas poniendo nervioso. O quizá el sabueso podría morderle en la pantorrilla al camarero, para que se entere de que tiene que mirar a los clientes cuando les habla y no mirar al culo de las adolescentes, zapatos en mano, mientras me dice la cuenta.
En Fin. Un bonito día.
ENTORNO 8 SERVICIO 6 CALIDAD 5 PRECIO 2,30€
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